EL MUNDO

Si enciendes la televisión, escuchas la radio o abres un periódico, descubrirás que vives en un mundo despiadado en el que vive gente en la que no se puede confiar.

Sin embargo, si abres tus ojos a la gente cercana que te rodea y observas su manera de actuar, descubrirás que en el mundo hay mucha más bondad, compañerismo, altruismo y cariño que el que se comunica en estos medios.

Los medios de comunicación buscan llenarte la cabeza de problemas en los que pensar y hacerte creer que vives en un mundo escaso de recursos y lleno de catástrofes de las que tienes que intentar salir ileso.

A la gente que quiere dominar, no le interesa que tengas la mente clara. No le interesa que veas tu propia grandeza, ni que entres en contacto con los recursos de los que sí dispones, ni que te des cuenta de que puedes CONFIAR y colaborar con otras personas. Ellos quieren hacerte creer que ellos son tu ÚNICA salvación en este mundo “lleno de problemas”.

Pero no, ellos no son tus salvadores. Ellos no tienen ninguna respuesta. La respuesta la tienes TÚ que eres quien DECIDE en qué tipo de mundo quieres CREER vivir.

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DESPIERTA, POR FAVOR

Lo mejor que tiene esto de escribir es que antes de empezar una no sepa de qué va a acabar hablando. Sentarse, abrir el ordenador o el diario y comenzar a escribir es como si una tuviera una cita consigo misma sin saber qué conversaciones o qué sorpresas pueden darse en esta ocasión tan íntima, privada y personal.

Así que hoy, después de haberme hecho un masaje en el que han acabado rociándome con agua caliente llena de rosas, me siento aquí, como si fuera un bebé, a escribir algo que desconozco por el momento y que voy a desvelarte a ti y a mí de una sola vez.

Ya que he mencionado lo del baño de flores, comenzaré hablando de ello. He estado haciendo un tratamiento de la medicina tradicional de la India –ayurveda- durante varios días, basado principalmente en la depuración de los órganos de tu cuerpo mediante masajes, dieta específica y algunas técnicas de relajación. Mi cuerpo ahora se siente completamente puro y empiezo a entender mejor de qué va este juego de la vida.

Nunca me ha gustado criticar a la sociedad y a la gente que está en el poder, especialmente, porque creo que ellos son tan inconscientes y víctimas como nosotros. Sin embargo, me cuesta entender quién tiene esta intención de que la sociedad no salga hacia delante de la miseria en la que todo el mundo vive. Cuando hablo de miseria, me refiero a la desconexión que la mayoría de nosotros tenemos con respecto a lo que llena a nuestro espíritu de gozo y de alegría.

Una, cuando despierta, y ve lo que se ha organizado alrededor del ser humano se queda un poco estupefacta ante tal “show de Truman”. En primer lugar, porque todos hemos sido educados con ciertas normas y valores que nunca hemos llegado a pensar si tienen sentido o no y que hemos acabado siguiendo por sentirnos parte del grupo y poder sentirnos respetados y queridos. En segundo lugar, porque como hemos querido que nuestros hijos también se integren en la vida “normal”, hemos decidido inculcarles las mismas normas y reglas que nosotros nunca llegamos a plantearnos y que de hecho nos hacen infelices. Y en tercer lugar, porque no hay NADA a nuestro alrededor que nos lo ponga fácil para despertar y ver que todo esto es un juego para que sigamos dormidos y actuemos como robots automáticos.

Encender la televisión en España solo sirve para que tu mente se active de tal manera que no consigas ver nada más allá que críticas al vecino y superficialidades, si sales a la calle no dejarás de recibir impactos publicitarios para que pongas el foco en cómo deberías ser (que, por supuesto, no es de la forma en la que eres), si no trabajas toda la sociedad se empeñará en que deberías estar trabajando tus ocho horas diarias para ser alguien en esta vida, si no tienes familia algo raro debe pasar contigo…. Y no solo los medios de comunicación (por cierto, las noticias son como la prensa rosa sobre políticos), la publicidad que quiere que dejes de ser tú y sigas consumiendo, las ideas y valores que se nos meten en la cabeza desde pequeños y que no dan paso a que nazca la espontaneidad desde dentro de nosotros… sino también ¡¡la comida que consumimos y que el Estado permite que sea así!!

Hace mucho que me he dado cuenta de los efectos que tienen diferentes alimentos en mi cabeza y como, cuando consumo ciertas sustancias, pierdo completamente mi “centro” y entro en este estado de sueño siendo un robot más como el resto. Siempre me he preguntado, ¿por qué el estado permite que en las golosinas de los niños y en las bolsas de “patatas” se puedan incluir ingredientes adictivos? Y es que, parece ser, que con la alimentación también se pretende que sigamos todos medio dormidos.

Cuando uno comienza a tener una dieta saludable (una dieta saludable de verdad, no las de las revistas), entiende la importancia de su cuerpo, se cuida y se respeta,… uno consigue ver las cosas con mayor claridad y empezar a pensar por uno mismo. Sin embargo, cuando uno no se mueve y no hace ejercicio, y consume alimentos que nos llenan la cabeza de pájaros (especialmente aquellos con agentes químicos y con azúcar – y estoy dejando de lado lo que hace el alcohol o las drogas que hacen lo mismo pero en mayor medida); bien, como decía, cuando uno consume porquerías, no se mueve, ve los programas absurdos de la tele y solo piensa en consumir; por supuesto, uno no tiene ni el cuerpo, ni la mente ni el alma a disposición de darse cuenta de algo que se vea claro.

Así, la mayoría de la sociedad vive en la confusión. Porque no hay nada a nuestro alrededor que verdaderamente nos apoye a redescubrirnos, a querernos de verdad, a cuidarnos, a buscar la verdad que hay dentro, a explorar, a salir del cuadrado que la sociedad ha vallado… Y cómo te salgas del cuadrado, ¡vas apañado con los comentarios!

No es casualidad que la sociedad esté constituida de esta manera. Y que las normas nunca lleguen a cuestionarse y se pasen de generación en generación. Pero, realmente, yo me pregunto: ¿Quiénes son los interesados en que esto sea así? Habrá gente que diría que son los gobiernos… pero, con todos mis respetos, yo a los políticos que veo no me parece que sean tan inteligentes como para manipularnos de esta manera… creo que ellos son los primeros manipulados.

Así que, me encuentro completamente vacía de respuestas en cuanto a quién provoca esto y porque se quiere que esto siga siendo así. He leído en algunos sitios que es por interés de crear más dinero, por los patrimonios, por el capital… pero, ¿quién puede tener la mente tan retorcida para querer seguir con este juego en el que se tiene a la mayoría de la población medio drogada con sucedáneos?

No lo entiendo. En serio, no sería muy difícil acabar con las agonías que hay en el universo de cada uno. Si en vez de los impactos publicitarios que recibimos y la educación que se nos da en casa y en la escuela, se nos educara un poco en lo que es ser auténtico y verdadero, otro gallo cantaría.

Mientras tanto, algunos perdidos vamos buscando a ver si hay algo coherente en todo esto que nos rodea.

No creo en Dios –me refiero al Dios ajeno que suele definirse-, creo en mí, creo en ti y en el Universo al completo. Creo que todos somos uno y todo está unido y que el poder está en mí, en ti y en todo a mi alrededor. No creo en ese señor del sillón que vive ahí arriba poniendo normas, pero sí creo en la belleza y en el potencial de las personas, y en todo aquello que podríamos crear todos juntos. Creo en nosotros y en que todo tiene un sentido.

Algún sentido tendrá que la mayoría de la población viva dormida… aunque siento que mayor sentido habría si la gente estuviera despierta regalando sonrisas espontáneas a los demás.

Por favor, que la próxima vez que enciendas la tele, comas alimentos con ingredientes químicos adictivos que van directos a tu cerebro, recibas impactos de la publicidad que te pidan que no seas tú, escuches todos los “deberías de” que vienen de los demás… entiendas que todo esto es un tinglado para mantenerte fuera de tu centro y desconectado de tu belleza interior.

Y como decía, cuando te pido algo por favor, no es que esté hablando solo contigo, estoy hablando conmigo también. Porque esto es una cita que he tenido conmigo misma y que he querido compartir contigo públicamente.

Gracias por estar aquí.