¿Qué hacer ante el sufrimiento y la violencia?

Ha sido un año jodido. No ha sido un año de esos en que me he jodido yo porque mi mente no estuviera equilibrada o un año en el que me haya metido en problemas mentales que no se correspondían a la realidad. Me refiero, no ha sido provocado por mí misma, ni buscado ni creado por una falta de madurez mental; ha sido, precisamente, por haber abierto los ojos en medio de la realidad.

El sufrimiento me ha pillado trabajando, abrazando a seres humanos, intentando ayudar a otros, disfrutando de los grandes y pequeños placeres de la vida. El sufrimiento me pilló relajada, activa, comprometida, ilusionada, con ganas de más actividad, de más alegría, de más gente, de más trabajo y, no me cansaré de decirlo, de más COMPROMISO.

Hace algunos años, cuando escribía en el blog, recuerdo que escribía mucho sobre mi necesidad de dejar la fantasía a un lado y meterme de lleno en la vida. Recuerdo que podía intuir cierto miedo en mí de involucrarme en lo que sucede en esta Tierra y de relacionarme abiertamente con todo ser humano. Había cierto temor, cierta tensión, cierta aprensión para salir del mundo idealizado de mi mente y poner los pies en la tierra que nos sostiene. Este año he descubierto el por qué.

Cuando decidimos ser conscientes de lo que sucede hoy en día a nuestro alrededor, se caen todos los velos y, ciertamente, corremos el riesgo de perder toda ilusión y toda magia. ¿Quién quiere aceptar la violencia, el abuso sexual a niños y niñas, el abuso de poder de algunas personas sobre seres más vulnerables que ellos, la avaricia, la intolerancia o el miedo? ¿Quién quiere abrir los ojos a una realidad en la que algunas personas sufren a diario a manos de gente cuya mente está enferma? ¿Quién puede acoger en su interior que la realidad está podrida y que el ser humano está, en más ocasiones de las que nos gustaría, carente de emociones y abusando de los demás?

Los que me leéis creo que debéis pensar de mí que soy una persona positiva. Me gusta hablar sobre el amor y creo en el ser humano. Sin embargo, este año, he caído en el suelo desde un décimo piso porque he encontrado, frente a mis narices, lo peor del ser humano. He tenido que ver con mis propios ojos como hay personas sin escrúpulos que no dudan en manipular a quienes no tienen herramientas para defenderse. Ha sido, sin lugar a dudas, un año MUY DURO.

No hablaré sobre qué he podido hacer para proteger a dichas personas porque si tuviera que deciros que, quizás, no haya podido hacer nada; todavía no sé si lo que sentiría sería vergüenza, frustración, impotencia, dolor o, simplemente, una amalgama bomba de todas esas emociones.

Reconocer que hay problemas que se me quedan grandes, está siendo un acto de humildad que me está enseñando a agachar la cabeza frente a la vastedad de la vida.

Este año me he preguntado mucho cuál es nuestro compromiso con la vida, cómo debemos actuar frente a la injusticia y si el ser humano puede ser verdaderamente malo. He cavilado sobre lo que a una persona le lleva abusar de otra, sobre lo que a varias personas les puede llevar a querer proteger a quienes abusan, sobre lo que a todos nos lleva a cerrar los ojos ante estas situaciones y sobre qué hacer ante el sufrimiento y la violencia en este mundo.

Si algo he aprendido es que el sufrimiento está en la base de la experiencia humana; en mayor o menor medida lo experimentamos desde niños. También he aprendido que hay que acoger al sufrimiento en nuestra vida pues puede actuar como fertilizante para que salgan flores nuevas, sabias y maravillosas. He llegado a la conclusión de que las llamadas personas “malas” son las que menos felicidad experimentan o han experimentado y que, o bien tienen una enfermedad mental que no han elegido o, por otro lado, tienen secuelas por haber sido privadas de amor y cuidados desde la infancia.

He aprendido que no podemos cambiar este mundo que es, en muchas ocasiones, insano; pero que sí podemos tomar un rato para reflexionar en nuestro interior sobre qué hacer para que el mundo que nosotros sí creamos no esté enfermo o, por lo menos, no ignore el potencial y el amor que todos tenemos.

Hay gente activista que lucha por determinadas causas. Siendo muy sincera y respetando muchísimo al activismo social, yo nunca me he visto ahí. Desde mi perspectiva de vida, no quiero enfocarme en luchar en contra de nada; no quiero erradicar la pobreza, ni siquiera la violencia. Lo que quiero y en lo que me quiero enfocar es en crear algo nuevo que represente aquello en lo que yo sí creo y que no sea respuesta a los desastres causados por la ignorancia social.

Es polémico incluso en mi interior. A veces me pregunto si debería sacar las armas, quejarme y gritar. Hacer algo para que eso que no me gusta cambie. Sin embargo, si todos nos dedicamos a intentar solucionar y dar respuesta a lo que nos enfada y hace mal en este mundo; siento que lo que estamos haciendo es dedicar nuestras vidas a solucionar lo feo. Es decir, estamos poniendo el foco en lo que hace daño; aunque sea para solucionarlo.

No hay llaves mágicas ni una única forma de manejar el sufrimiento para que nos ayude a mejorar en lugar de debilitarnos. Tampoco hay fórmulas mágicas que nos lleven a relacionarnos con la violencia de tal manera que podamos suavizarla o aminorarla. Sin embargo, si queremos ser agradecidos con la vida que tenemos y lo suficientemente responsables debemos encontrar nuestra propia manera de lidiar con lo que no nos gusta. Ésta es la mía:

Aceptar el sufrimiento. No negar el sufrimiento que las demás personas también experimentan. No negar la violencia. No negar la existencia de personas que la generan. Ser consciente de la situación actual de este mundo. Cerrar por un momento los ojos, sentir ese dolor, aunque sea profundo e intenso. También sentir el amor que soy. Tomar tiempo para mí misma. Quererme mucho, amarme mucho a mí misma. Cuidar de mis regalos. Y dejarlos salir.

1 comentario en “¿Qué hacer ante el sufrimiento y la violencia?

  1. No esta en nuestras manos acabar con el mal en el Mundo…….ya hay demasiado sufrimiento en el como para que nosotros generemos más. Este debe ser nuestro compromiso y responsabilidad no crear mas dolor en nuestro entorno inmediato…..pero nuestro más próximo «entorno» somos nosotros mismos…..y nuestra prioritaria responsabilidad es para con nosotros…poco podemos ayudar sino no nos autoatendemos…….y autorresponsabilizamos…..Esta es mi humilde aportación. Namaste.

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