Y al fin reconocí

Imagen

Y al fin reconocí

«Conocí el bien y el mal
pecado y virtud, justicia e infamia;
juzgué y fui juzgado
pasé por el nacimiento y por la muerte,
por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno;
y al fin reconocí
que yo estoy en todo
y todo está en mi.»

Hazrat Inayat Khan

¿Quién soy?

Llegar a ese punto de humildad en el que decides mostrarte tal cual eres no es sencillo. No es fácil, en primer lugar, porque quien uno es parece variar con el tiempo.

¿Quién soy? Me hago esta pregunta porque mi mente no llega a creerse que yo sea tantas cosas en una misma persona. ¿Cómo es posible? ¿Cómo un solo cuerpo puede englobar tantas experiencias, emociones, sensaciones, identidades, percepciones? ¿Cómo en una misma existencia una puede saborearse en tantas texturas diferentes y bañarse en tal variedad de colores? ¿Cómo puede un mismo corazón sentir de maneras tan extremas y, a la vista, contrapuestas? ¿Cómo es posible que yo sea la misma que fui hace 20 o 10 años? ¿Cuál es el hilo que une todas mis experiencias? ¿Qué es lo que queda ahí dentro que me mantiene en una cierta coherencia? ¿Dónde está la base? ¿Dónde está eso que no cambia entre tanto cambio? ¿Quién soy yo? Repito.

Es complejo. No es sencillo. Serlo todo es extraño y poco manejable cuando uno se exige a uno mismo el autoconocimiento.

Todavía me juzgo, todavía me comparo, el juego en el que yo misma soy mi contrincante no ha acabado todavía. ¿Quién es esa que tengo enfrente a la que intento ganar? ¿Qué tengo en contra de mi misma? ¿Qué veo en ella que quiero derrotar? ¿A qué le quiero ganar la batalla? ¿Desde cuándo soy dos, tres, cuatro… mujeres a la vez en lugar de una? ¿Y desde cuándo entendí que debo destruirlas a todas ellas para poder ser coherente en el ambiente que me rodea? ¿Llegará el día que pueda integrarlas a todas en una sola? ¿Llegará el día que mi corazón se abra a amar a todas las partes que componen a mi ser de mujer? ¿Y el día que abrigue con mis amables brazos al hombre que vive fuera y dentro de mi misma?

Veo fotos de hace unos años para acá y mi cuerpo se descompone. ¿Quién soy yo?, me vuelvo a preguntar. ¿Y por qué esa que fui ya no soy y esta que soy no es quien era?

¡¿Cuándo llegará el día que entienda que yo siempre soy la misma, independientemente de lo que se cueza a mi alrededor o las emociones que pongan patas arriba los organizados órganos de mi cuerpo?!

Ese día no ha llegado y, por tanto, la pregunta insiste y no cesa. Así que yo me sigo preguntando:

¿Quién es esa?

Y, de repente, siento que necesito escupir mucha verborrea… Y es que esa que tienes delante está cansada de las etiquetas, de los deberes, del sistema… Está cansada de los juicios, de los roles, de los desprecios… Está cansada de la palabrería, de las poses, de la poca sinceridad,… Está cansada de los objetivos, de los caminos, del conocimiento… Está cansada de la luz, de la congruencia, de tener que saber lo que es bueno… Está cansada de sus propios miedos.

Esa que tienes delante quiere sacarse la mordaza de la boca y deshacer los propios nudos que puso en su cuerpo. Esa que tienes delante quiere ser libre en un mundo sin complejos, esa que escribe quiere sacar fuera lo que hay dentro, rugir ferozmente y que no sea sola en el silencio. Esa que busca respuestas quiere probarse como un animal en todo tipo de terrenos. Quiere ser roca, agua y fuego. Aventurarse en la selva de la vida. Ser valiente y decidida. Actuar, romper el hielo.

Abandonar el pueblo de la fantasía e integrarlo bien adentro. Utilizar mi imaginación como mi arma pero no como un cobijo de aislamiento. Dejar huella en este suelo.

Ser materia, encarnar mi cuerpo y no  ser solo fuente de conocimiento.

Imagen

ERES TÚ

«No soy saludo, ni despedida; ni lo blanco ni lo negro soy. No como me defines, ni como me lees, ni aquel del que te hablaron o de quien oíste hablar.

No soy el cielo, no soy la tierra; de nadie a su cadena voy atado, ni siervo de ningún credo soy.

No soy una ilusión, ni copa de vino para tu corazón solitario.

No estoy cautivo, de nadie soy rehén; no soy alguien sin valor, ni me envía maestro alguno.

No soy mendigo de cualquier templo o mezquita o taberna. Ni el infierno ni el paraíso soy, así es mi esencia.

No digo estas palabras hoy, ni hoy las escribo; con pluma de luz lo hice en la aurora de la preeternidad.

Si eres capaz de entender tal sutileza, te lo revelo en secreto y susurrando, para que nadie escuche este secreto precioso del universo:

todo cuanto han dicho y recitado, eres tú; tu eres el alma del mundo, oculto y visible eres tú.

Tú eres aquel a quien toda una vida buscas con sollozos; no sabes que tú mismo eres el núcleo mismo del amor.

Tú eres los misterios ocultos, tú el jardín del Edén. Tú la respuesta a toda filosofía, a todo cómo y porqué.

Juro por ti que te mostraron este misterio, y tú, sin temor, despertaste: más inmenso que los universos, no eres parte alguna ni agua en cuenco de barro.

Tú eres Él, hazte consciente de ti mismo, para que no te quedes junto  a cualquier casa en ruinas y veas el fulgor de tu propia luz.»

Rumi

Sin título 2

BHAGAVAD GITA

«Se engaña quien cree que por abstenerse de la acción evita sus resultados. De esta suerte no puede alcanzar la felicidad, pues la inacción no existe. El universo está en constante actividad y nada en él puede substraerse a la ley general. No es posible permanecer inactivo, pues las leyes naturales nos obligan constantemente a la actividad mental u orgánica, o de ambas. No hay manera de substraerse a la ley universal. Se engaña quien aparta sus sentidos de los objetos de sensación, pero se deleita mentalmente con ellos. Es digno de estima quien concentra su pensamiento en la recta acción y cumple su Misión en el mundo. Por lo tanto, realiza la obra que te corresponde, aquella para la cual estés mejor adaptado; hazlo todo de la mejor manera posible, que no te pesará.
La acción es preferible a la inacción, y el trabajo a la ociosidad. La acción vigoriza la mente y el cuerpo, prolonga y ennoblece la vida. La ociosidad debilita la mente y el cuerpo, acorta y degrada la vida. Los hombres se ligan a las acciones que ejecutan con apetencia de ganancia o recompensa. Apegados al deseo, han de trabajar como esclavos hasta lograr la emancipación. Pero tú no caigas en semejante locura, ¡oh Arjuna!, y ejecuta tus acciones solamente por deber hacia tu Yo interno«.

Vivir el presente

Hoy me gustaría hablar de lo potente y sanador que es conectar con el presente, con el ahora. ¿Cuántas veces nos pasa que llegamos físicamente a un sitio pero realmente no estamos en él? ¿En cuántas ocasiones estamos en un lugar y momento presente analizando lo que acabo de realizar o planificando lo que haré minutos después pero sin realmente enterarme de que está ocurriendo a mi alrededor?  El pasado ya pasó, ya no existe, no lo puedo tocar; el futuro es solo una ilusión, una esperanza. El presente es un regalo, es todo lo que tenemos.El presente nunca puede ser mejor que el que es porque el presente es el que es, no se puede cambiar. YA, es el presente y no puede ser mejor, YA es el presente. Y la vida es un continuo camino de YAS que pasan desapercibidos. Por ello, hoy me gustaría que durante el tiempo que estés leyendo esto, lo disfrutes al máximo, estés completamente aquí, con tu cuerpo, con tu mente y con tu corazón. Cuando dejes de leer este texto y yo deje de escribirlo, ya tendremos tiempo de hacer otras cosas en el momento presente, pero si hemos decidido estar aquí vamos a estar aquí al 100%, viviéndolo al máximo.

Mírate, obsérvate ahí absorto leyendo. Fíjate en la cara que tienes, en tu postura corporal. Sólo obsérvala, no la juzgues; abre tu corazón a recibir todo aquello que perciba de una forma nutritiva y enriquecedora. Y mientras lees esto, siente la planta de tus pies, siente el contacto con el zapato o con el suelo directamente; siente esa conexión con la tierra, la tierra que nos sostiene. Estés de pie o sentado, siente tu peso, la fuerza de la gravedad. Observa de reojo todo lo que te rodea, todo lo físico, lo material: tu ordenador, la sala o habitación en la que te encuentras, todo aquello que está ahí presente contigo… Eso que te rodea, ¿Qué te dice? ¿Qué significa para ti? ¿Por qué está cerca de ti en este momento presente? Toca algún objeto cercano o pon la mano sobre tu cuerpo y nota el tacto de la materia, de lo físico. Estás aquí y ahora. Estas aquí al 100%, entregándote a este texto, dejando que estas líneas entren dentro de ti y hagan mella en tu interior en este momento presente. No hay nada mejor que hacer que darle a estos segundos toda su significancia y para dársela, solo tienes que disfrutar de lo que tienes justo ahora, dar gracias e intentar aprender y absorber lo máximo de ello.

Y ahora que estamos los dos centrados, despiertos, abiertos y presentes; podemos meternos de lleno en el tema de hoy y aprender sobre como conseguir que cuerpo, mente y corazón estén dándolo todo por el ahora.

Piensa en aquellas noches que nada más tumbarte en la cama te das cuenta que, desde que te levantaste, no has parado ni un momento. Por costumbre, desde que el día comienza vamos con prisas a todas partes, siempre hay algo que nos está esperando o está esperando a que yo llegue y lo haga. Incluso, en los momentos de descanso o de pasárnoslo bien, la mente sigue recordándonos cosas que no debemos olvidar para el futuro o evaluando cosas que hicimos en el pasado. El problema está en que este tipo de días en los que no dedico ni un pequeño momento para mí y para el presente son muy habituales. Por ello, decidirnos a cambiar este aspecto y empezar a valorar el tesoro del ahora es un gran paso en nuestra vida. Algunos de los consejos que me doy a mi misma y que me gustaría compartir contigo son los siguientes:

–       Por la mañana, levántate con tiempo. Para ello, añade 10 minutos más a tu cálculo del tiempo que necesitarás para estar listo. Así, podrás disfrutar del momento de arreglarte tranquilamente y podrás desplazarte hasta los sitios (ya sea en coche o andando) disfrutando del camino, escuchando tu música preferida, disfrutando del paisaje o incluso haciendo alguna parada inesperada si fuera necesaria. Lo importante es que en vez de mirar el reloj, dediques esta primera hora del día a entrar en contacto poco a poco y pausadamente con lo que te rodea.

–       Para y estate contigo mismo. Los días que estás de un lado para otro sin parar o tienes muchas tareas que sacar adelante es recomendable que pares un momento y respires varias veces profundamente. Busca un lugar donde estés solo, cierra los ojos, toca alguna parte de tu cuerpo para “sentir que estás contigo mismo”, nota tus pies sobre el suelo y sobre la Tierra y sé consciente del Presente en el que estás. Respira varias veces profundamente hasta que notes que te has relajado.

–       Conectar cuando estás feliz. Conectar con el presente también es muy útil y valioso cuando estás en situaciones en las que te sientes feliz. Por ejemplo, si has quedado a tomar un café con tus amigos o estás en una agradable comida familiar; nota tus pies sobre el suelo, toca con tus manos algún objeto del lugar en el que estás, observa los sentimientos que tienes por esas personas que están ahora contigo, nota la brisa, percibe los olores, escucha bien todos los sonidos de alrededor y sé consciente de lo feliz que eres en el presente. Desde tu interior, congela el tiempo, saca una foto de ese momento y guardala como un regalo.

Estar conectados con el presente durante el día, no solo nos ayuda a vivir más tranquilos y relajados sino que nos hace mucho más sabios porque estamos en cada momento observando lo que ocurre y, por tanto, aprendiendo de ello.

Por último, me gustaría darte las gracias por haber estado aquí, conectado con estas palabras. Solo deseo que la próxima cosa que vayas a hacer justo ahora, le dediques todo el mimo y atención que se merecería algo que ya nunca se va a repetir. Disfrutemos del presente y del gran regalo que es la vida.