TRIUNFAR

Soy un ser humano, solo soy uno más entre tantos.

Cuando veo la vida así, entiendo que estamos aquí para disfrutar de nosotros mismos, de los demás y de la naturaleza que nos rodea. Entonces, pierde sentido poner esfuerzo en destacar y ser más importante que los demás. Porque, al fin y al cabo, no se puede destacar con respecto a otros en lo que uno realmente ES. Tan solo somos seres humanos, de igual condición. Mi mente puede creer y decirme que yo destaco o los demás pueden decirme que ellos creen que yo destaco pero eso es simplemente algo mental que proviene de la cultura y la sociedad.

Querer escalar solo puede hacerte sentir miserable pues implica que donde estás no es suficiente. Si asumiéramos que no hay nada más que alcanzar y que somos maravillosos tal cual somos, estaríamos más receptivos a los mensajes que llegan en forma de amor en este Universo. Porque el amor no entiende ni de comparaciones, ni de destinos a los que llegar… El amor es un sentimiento que llena tu cuerpo cuando uno se encuentra completamente receptivo y agradecido por lo que ES en ese justo momento. El amor no se percibe cuando uno tiene la vista puesta en un futuro supuestamente más prometedor o en conseguir cosas que uno cree que no tiene.

Triunfar, este es el tema. Triunfar, destacar, ser alguien más relevante que los otros. No poder soportar el hecho de que mi medida y mi estatura son iguales a las de los demás. Querer ser más, poder mirar desde arriba, escalar.

Si asumiéramos lo vulnerables que somos y que no podemos ser más que lo que ya somos por mucho esfuerzo que pongamos en ello…

Asumir nuestra carne y nuestros huesos, el hecho de que estamos expuestos a ser heridos y que un día nuestro cuerpo caerá por su propio peso siendo nuestra Alma y nuestra energía lo único que lata en el Universo… Asumir que somos como corderillos aunque a veces sintamos nuestro peso como el del elefante.

Humildad. No querer ser algo más. Amar a los demás sin querer adueñarse de una supuesta posición superior o inferior. Amar a los demás solo se puede dar desde la igualdad y, por tanto, sin miedo. Sin necesidad de crecerme para ser más poderoso que el otro y, así, evitar que me hagan daño. Sin necesidad de ponerme por debajo del otro para poder soltar sueños y responsabilidades y dejarlo todo en manos ajenas. Dejar que el otro mida lo que mida y saber que yo mido igual que él.

Aceptar lo que nos hace humanos para poder disfrutar de ello.

A mí me hace humana, echar de menos a la gente que quiero.

A mí me hace humana, tener miedo de lo que siento que es más grande que yo.

Me hace humana, disfrutar del Sol y dejar que me caliente.

Me hace humana el hecho de tener una mente que cuestiona todo automáticamente.

Mis piernas me hacen humana. Mi sexo me hace humana. Mi cara donde se encuentra la boca por la que como, los oídos por los que escucho y la nariz por la que huelo y entra el aire que respiro, también me hacen humana.

El hecho de que esté aquí por un período corto de tiempo, me hace humana.

Ser de la misma condición y naturaleza que la persona que tengo al lado, me hace humana.

Y, especialmente, no saber absolutamente nada, aceptarlo y disfrutar de ello, me da el total permiso de ser humana.

Dejar de querer saber más, tener más o ser más.  

Aceptar nuestra condición humana, rendirse en la lucha interna personal, postrarse ante lo que queda y, finalmente, DISFRUTAR.

ESPACIOS SAGRADOS

Las once de la noche, música tranquila, el sonido de las olas del mar de fondo… Los ojos húmedos revelan la pureza de unas lágrimas todavía sin formar.

Y entonces, enciendes tu vela preferida, eliges el aroma del incienso que vas a prender y abres tu diario.

Ojeas por un momento lo que escribiste el último día y miras con felicidad a la siguiente página que está en blanco. Suspiras, te reclinas en la mesa dejando caer tu peso y escribes lenta y conscientemente la fecha de hoy.

Como si de tu corazón saliera la tinta, el bolígrafo comienza a escribir algo que crees que conoces y vas a poder controlar. Pero el momento presente puede con tu mente y tu corazón se abre, entonces ves escrito aquello que tu cuerpo tenía muchas ganas de expresar.

Te das gracias a ti misma por darte, cada día, ese espacio y ese lugar para honrar a tu persona y a tu situación de vida actual.

Y es por ello que, tras escribir anoche en mi diario, estoy publicando esto aquí en mi blog. Para que recordemos lo bonito y necesario que es crear pequeños espacios sagrados con uno mismo en los que mimarnos, cuidarnos y dejar salir de nosotros todo lo que no puede aflorar en los días ajetreados.

Espacios sagrados ambientados y pensados solo para nosotros mismos donde querernos y acoger esa vulnerabilidad que nos hace tan especiales.