La estrategia tiene magia

Quizás conozcas a algún soñador. Sí, esas personas que sueñan despiertas, que poseen una gran imaginación y pueden hablar contigo horas y horas sobre fantasías acerca del futuro, acerca de la vida y el amor. Puede que también conozcas a gente muy realista, personas eficientes y productivas en el día a día que tienen un claro foco en lo que están haciendo. Y es probable también que te hayas topado en tu camino con algún crítico sabio que te haya ayudado a ver las cosas de una manera más amplia y sencilla.

Sí, quizás conozcas a personas que tengan estas características. Pero, lo más importante, ¿has conocido a estos tres personajes dentro de ti?

Hay un ejercicio de coaching, concretamente de PNL, en la que se buscan dentro de ti a estas tres personas ya que se las considera tus herramientas básicas para poder desempeñar cualquier cosa que te propongas en tu vida.

¿Por qué son necesarios los tres personajes?

Muchos de nosotros somos brillantes en uno o dos de estos personajes. Sin embargo, puede que ese tercero con el que no haces tantas migas, haya sido el causante de que algunos de tus proyectos no hayan salido a flote o les haya faltado algo de pasión. Veamos:

–   Si eres una persona muy soñadora y sabia pero falta el personaje del realista en ti, acabarás viviendo en tu propia fantasía sin conseguir bajar a tierra eso que tanto has soñado y sientes como real.

–   Si eres realista y sabio pero careces de soñador, puede que saques adelante muchas cosas pero estará  faltando azúcar y magia en tu día a día.

–   Si eres soñador y realista pero falta el sabio a tu favor, empezarás proyectos pero, al haber estado sin testar, son más probables de fallar.

Como queremos soñar pero no quedarnos en el espacio, como queremos hacer cosas pero no ser máquinas y como queremos tener un proyecto bonito sobre el que poder aconsejar. ¡Hagamos de nosotros mismos, los tres personajes que necesitamos!

¿Cómo lo hacemos?

Ejercicio de PNL llamado «Estrategia Walt Disney» 

En primer lugar, busca un sitio tranquilo donde puedas pasar un rato contigo mismo. Ponte de pie en alguna zona de la habitación en la que haya espacio y coge cuatro papelitos de colores para identificar cuatro zonas diferentes en el suelo: el punto neutro (PN), la zona del soñador (S), la del realista (R) y la del crítico sabio (C).

PNL estrategia disney

 

 

 

 

 

 

Ve al punto neutro (PN), es desde aquí donde comenzaremos el ejercicio. Respira hondo varias veces, conecta con tu respiración, conecta con el suelo que te mantiene y el espacio que se extiende hacia arriba de tu coronilla, pon las manos en tu corazón para abrirte a las emociones, respira de nuevo, conecta con el lugar en el que estás, sé consciente de lo que oyes, lo que ves, lo que percibes con el tacto… Céntrate en ti y da la bienvenida a lo que vaya a mostrarse durante los siguientes minutos.

Poner anclas:

  1. Desde PN, mira el lugar donde está el papel del soñador. Vas a dar un paso para meterte de lleno en ese personaje que está dentro de ti y disfrutar soñando. Antes de ello, encuentra un momento en tu vida en el que sintieras precisamente eso: momentos de fantasear sintiendo que todo es posible… Si no lo encuentras, también puedes imaginar a alguien que tú sepas que tenga estas características de imaginación, disfrute e ilusión. Cuando estés preparado y lo tengas, da un paso hacia delante y ponte encima del papel del soñador sintiendo que entras de lleno, al 100% en ese personaje. Visualízate en la situación elegida. ¿Qué se siente? ¿Qué se ve? ¿Qué se escucha? Mantén tus ojos cerrados para que esa sensación invada todo tu cuerpo y date todo el tiempo que necesites para integrarlo dentro de ti. Ahora, antes de salir del lugar del soñador, elige una imagen, un sonido o un gesto que represente todo lo que ahí sientes, algo que te haga recordar ese estado en el que ahora te encuentras. Imagínate que dejas esa imagen, sonido o gesto (a partir de ahora lo llamaremos “ancla”) en ese lugar y vuelve a PN.
  2. Respira hondo y desde PN ahora elige una situación concreta en tu vida en la que hayas sido muy eficiente y productivo. Desempeñaste la tarea, te sentías satisfecho por tu dinamismo y actividad, estabas enfocado y centrado. Elegida la situación, da un paso adelante y entra de lleno en el lugar del realista. ¿Qué se ve? ¿Qué se siente? ¿Qué efectos sientes dentro de ti? Hazte consciente de cómo el realista vive en ti, en tu cuerpo, llénate de esa sensación. Antes de volver al punto neutro, elige un ancla (imagen, sonido o gesto corporal) que represente al realista y te recuerde como se siente estando en él. Deja ahí al ancla y vuelve a PN.
  3. Ahora piensa en una situación en la que hayas sido un crítico sabio conectado con su corazón. Buscamos ahora a esa parte de ti que es condescendiente, benevolente y que sabe mirar las cosas por lo que son. Esa parte de ti que en alguna ocasión ha dado el consejo constructivo necesario para que las cosas fueran adelante, que consiguió que tú o los demás ampliaran la perspectiva. Un crítico que valora la aportación del soñador y del realista y quiere ayudarles a que este proyecto llegue a buen fin. Cuando lo tengas, entra dentro del lugar del sabio, vívelo con todos tus sentidos, busca un ancla y déjala ahí. Vuelve a PN.

Unir al sueño y a la realidad:

Desde PN, puedes ver delante de ti a esas tres herramientas maravillosas. Ahora que las tienes, es el momento de aplicar las tres herramientas a ese tema que tú tengas en mente.

  1. Entra en el soñador, contacta con el ancla que dejaste ahí y siente al soñador dentro de tu ser. Ahora habla de tu vida con su voz, cuenta qué es eso qué quieres conseguir. Todo es posible, ilusiónate con tus ideas y con aquello que quieras construir. Describe detalladamente como es ese sueño que quieres hacer realidad.
  2. De ahí, dejando el ancla en el soñador, pasa directamente al lado del realista. Él ha  escuchado lo que el soñador decía. Coge el ancla del realista, llénate de él y de su experiencia y deja que ahora él concrete como hacer este sueño realidad. Él no juzga, él actúa. Deja que saque todas sus armas y que desgrane el sueño hasta llegar a la mínima expresión. Déjale que planee, que dé fechas de comienzo y fin, establezca etapas y pequeños objetivos, nos muestre modos de acción y cómo organizarnos para que esto sea realizable.
  3. Cuando esté todo bien atado, deja el ancla del realista y pasa al lugar de tu sabio interior. Coge el ancla del sabio y observa al soñador y al realista con toda tu sabiduría. ¿Qué opinas? ¿Crees que el soñador podría soñar más y que esto se ha quedado en poco? O, por el contrario, ¿crees que el realista no va a dar abasto? ¿Qué puedes ofrecerles tu desde tu conocimiento? Dales consejos, ¿qué ves? ¿qué consideras que deberían tener más en cuenta?
  4. Y volvemos a comenzar la ronda. Deja que el soñador reciba estas amables palabras y reformule su sueño. De ahí pasamos al realista que ahora puede hacer algunas modificaciones en su plan. Y entonces el sabio vuelve a hablar y volvemos a empezar. En el momento que el sabio diga: “Aquí no hay más que hablar”, ese será el momento de ponernos en marcha con nuestro proyecto único y personal.

Y que así sea:

que emprendamos acciones que llenen de significado nuestro corazón

y que bajemos los sueños a Tierra para que todos podamos disfrutar de ellos.

Si quieres conocer más acerca de este tipo de técnicas de desarrollo personal, puedes buscar información sobre PNL (programación neutro-lingüistica). Este ejercicio en concreto se llama «la estrategia de Walt Disney» que fue explicado por Robert Dilts en uno de sus cursos

CARTA A LA RABIA

Depende de la familia en la que hayas nacido y cómo se te haya educado, habrás aprendido a exteriorizar determinadas emociones y, algunas otras, habrás decidido guardarlas dentro de ti. La rabia o la ira de un niño pequeño puede ser vista como una amenaza para el padre que quiere tenerlo todo bajo control o quizás simplemente se vea como algo negativo del niño que le puede dar problemas a la hora de desenvolverse en la sociedad. Sin embargo, la rabia de un niño bien recibida, se convertirá precisamente en algo muy valioso para él en el futuro; le ayudará a marcar barreras, a ir con seguridad en pos de lo que desea, a no tener miedo a expresarse, a sentirse seguro y poderoso y, sobre todo, hará que el niño se encuentre en paz consigo mismo al saber que esa emoción, como todas las otras, es algo bello y completamente natural.

Necesitamos estar abiertos a recibir nuestra propia rabia para así dar la bienvenida a la rabia de los más pequeños, a abrigarla con amor, a entenderla. Comprender mediante la observación y el cariño qué se cuece bajo dicho comportamiento y no cambiar nuestra actitud cuando dicha emoción se presenta. Si transmitimos a los niños que no les queremos cuando externalizan su rabia, esas personitas (al igual que hicimos nosotros) acabarán guardando la rabia para dentro de sí y la dejarán bien escondida, creyendo que es algo malo y contaminando su paz interior.

Así, muchas personas caminamos la faz de la tierra con algo que ruge ahí dentro. Es simplemente nuestra propia fuerza, nuestra poderosa expresión… que un día reprimimos para conseguir amor y que seguimos reprimiendo para no salir de nuestra zona de comfort.

Hoy escribo una carta a la rabia que nunca acepté ni quise ver. Hoy escribo una carta a eso que ha vivido siempre dentro y que se ha mostrado de mil maneras con dolores en mi cuerpo. Hoy me abro a ella y estoy dispuesta a reconocer su verdadero y bondadoso poder.

“Rabia, ¿quién eres? ¿cómo vistes? ¿qué aspecto tienes? Rabia, quiero saber muchísimo más acerca de ti. De tu personalidad, de tus gustos y aficiones. Quiero saber qué detestas, qué es aquello que no puedes soportar, cómo te muestras, qué necesitas y de qué te alimentas. Rabia, quiero cuidarte, quiero quererte como a uno más, quiero invitarte a mi casa y sentarte con los demás en la mesa. Es cierto que nunca antes te abrí la puerta. Ni en aquellas noches de frío en las que nevaba en el exterior y tú llamabas insistente para no quedarte fuera. Es cierto que nunca quise ver tu cara, ni escuchar tu voz, ni ver qué baile me traerías. Yo jugaba con Alegría, le daba besos a Tristeza, acurrucaba en mis brazos a Ilusión, tenía largas y profundas conversaciones con Miedo, bañaba a Amor mientras le dejaba jugar con las pompas de jabón… pero a ti, Rabia, nunca dediqué ni la más mínima atención.

Ahora me doy cuenta de lo excluida que te has sentido en esta vida, de tu necesidad de escucha y de la gran desazón con la que has luchado por sobrevivir. Creo que me aproximo a comprender lo mucho que has sufrido y la tristeza que yo he debido sentir por haberte excluido a ti.

Rabia, cansada estoy de haber querido vivir sin ti. Siento que últimamente me ha faltado fuerza, coraje y determinación a la hora de decidir por mí y sé que esa es la factura que paga cualquiera que no quiere dirigir hacia ti su mirada. Feliz me encuentro de saber que sigues esperando y por fin, mi cuerpo te entrego para que puedas desarrollar tus dones dentro de él. He oído decir que eres una gran guerrera, que luchas desde el corazón y que das fuerza a la gente para empuñar la espada del discernimiento que llevamos todos clavada en nuestro pecho. Empuñar dicha espada quiero así como también deseo sacar contigo a esa guerrera que sé que ha despertado aquí dentro.”

Hoy ratifico que la ira es un sentimiento más que fue dado en este universo para poder canalizarlo de manera constructiva. Hoy entiendo que si no miro a la rabia de frente, que si no la abrigo y la quiero, nunca podré sacar de ella esas perlas guardadas bajo su concha.

rabia reprimida expresada

EL BARCO DE LUCA

Como ya he comentado en alguna ocasión, en el mes de abril del año pasado dejé el trabajo por perseguir un sueño. Eso es, “perseguir un sueño” son las palabras adecuadas.

Recuerdo el comienzo de nuestra relación, dulce y seductora. El sueño me seducía, hacíamos grandes planes. Todavía noto como latía mi corazón cada vez que le veía; latidos fuertes, seguros, potentes. Mi corazón era el tambor que daba vida a aquellas intensas noches de luna llena. Sí, en aquel tiempo, mi sueño tenía un hogar, mi corazón le daba cobijo.

No había nada más que mi sueño. Mirara donde mirara, el sueño estaba allí. Estaba escondido tras cualquier fachada, caras alegres o enfadadas, en climas oscuros o soleados, en días libres u ocupados. El sueño llenaba de magia todo aquello que tocaba, mis ojos daban luz a cualquier sitio que miraran.

Sí, recuerdo aquellos días con mucho cariño. Casi puedo sentir el dulzor de la miel derritiéndose en mi boca. Fueron días de perderme entre las nubes, de querer tocar el Sol.

Añoro aquellos días que paseaba tranquila sintiendo la planta de mis pies pisando el suelo calmadamente. Añoro aquella paz espiritual, aquellas tardes en las que mi rostro reflejaba lo serena que me encontraba.

Mi sueño y yo éramos uno. A veces lo sentía como un hijo que dormía en mi vientre esperando ser parido, a veces era un fogoso amante en una lujuriosa y apasionada relación. Nunca fue un amigo cualquiera, siempre llenaba de significancia cada respiración, cada llegada. Mi sueño era intocable y solo mío. Mi sueño era yo, mi sueño era mi destino.

En el medio de mi sueño, debí quedarme dormida. Creo que, sedada por tanta ilusión, acabé soltando el timón. Mi barco quedó a la deriva mientras las cosas materiales perdían su sentido y las ideas y los sueños embriagaban cualquier intento de entender algo de lo que estaba sucediendo. Habían tardes nauseabundas cuando las mareas agitaban mi cuerpo en el medio de aquel mar. Llegué a perder la noción de las cosas materiales, no sabía si había un rumbo, si existían las direcciones y los mapas. Capas que me cubrían caían sin cesar, y cuando pensaba que no podía estar más desnuda, me desnudaba aún más. “¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Qué es hacer?¿Qué está pasando? ¿Estoy aquí? ¿Voy hacia algún lugar? ¿Hay que ir a algún sitio? ¿Qué es este pensamiento? ¿Quién me habla? ¿Quién soy? ¿Hay algún sentido? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué? ¿Perdón? ¿Y tú quién eres? ¿Qué es esto?”.

Mi ropa, mi casa, mi familia, mis amigos, edificios, coches, caminos construidos; antiguos patrones de pensamiento, recompensas y castigos, lecciones y entredichos, educación, escuela, iglesia, libros, todo lo aprendido, risas, novios, conversaciones, golosinas, relojes… Todo fue removido por aquel descontrolado oleaje que (ahora lo sé) solo pretendía poner (con todo su cariño) cada cosa en su sitio.

Mi barco se acaba de parar. Parece que ha topado con cierta tierra. Ha sido en seco. De repente.  Ha llegado a un lugar que me parece completamente desconocido. Asustada me pregunto si estaré soñando o si, realmente, esa tierra seca que veo ahí fuera iluminada por el sol es parte de la realidad. Aunque me está costando, me estoy armando de valentía para abandonar el barco. No me parece algo fácil. Por eso voy poco a poco. Muy lentamente. Paso a paso.

Solo deseo… Solo deseo… Solo deseo de corazón que cuando baje a Tierra, mis pies puedan hundirse en esa áspera arena y pueda sentir en toda mi piel el calor de la materia. Solo deseo que mi pelo se mueva con ese viento que está agitando las palmeras. Solo deseo entender que yo soy la roca, yo soy la tierra, yo soy la arena… Ponerme en mi lugar y sentarme en la orilla. Mirar hacia el horizonte y susurrarle con mi propia voz al mar que ya he entendido algo más sobre quien soy y cual es mi verdadera naturaleza. Y no, no es un comienzo, solo una continuación. Tampoco es un bello o asombroso final, solo parte de un amplio y extenso camino. Espero poder entender esto algún día, que no hay destinos, que no hay diferentes caminos… Espero poder entenderlo algún día, que NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA MÁS QUE LO QUE HAY DENTRO DE UNO MISMO.

Gracias Luca por haber orientado a mi humilde barco con tu preciosa magiaImagen

¿SUEÑAS? ¡VIVE!

Vídeo

¿Es la vida un sueño? ¿O eso que sueñas puede ser tu vida?

¿Qué harías con tu vida si te atrevieras a soñar y poner esos sueños en práctica? ¿Qué harías si supieras que ello te va a traer la máxima felicidad? ¿Qué harías? ¿Qué deseas? ¿Qué te gusta? ¿A qué dedicarías tu tiempo si no importara la opinión de los demás? ¿Cómo sería tu vida si no necesitaras comprar el amor de los demás? ¿Qué te rodearía si desde tu corazón tomaras tú tus decisiones? ¿Qué olores habrían? ¿Qué te ves haciendo? ¿Habría gente a tu alrededor? ¿Quizás naturaleza? ¿Y color? ¿Brillo? ¿Frío o calor? ¿Cómo dirigirías tu vida si no necesitaras el dinero? ¿Cómo dirigirías tu vida si no hubiera un mañana que construir? ¿A dónde te dirigirías si supieras que en ese destino se te espera con los brazos abiertos?

¿Qué le pides a la vida?

¿Qué necesitas?

¿Qué te hace sentir viva?

¿Qué haría que te levantaras por la mañana con una bella sonrisa?

¿Qué lleva tiempo pidiéndote tu corazón?

¿Y tu cuerpo? ¿Eres dueña de tu bello, sofisticado e increíble cuerpo? ¿Qué podéis hacer juntos? ¿Dónde le llevarías? ¿Qué necesita?

Publico aquí el vídeo que ha suscitado todas estas preguntas y confío en estar ya manos a la obra para vivir de lleno cada una de las respuestas.

“Ve con confianza hacia la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado.” Thoreau