ERES TÚ

«No soy saludo, ni despedida; ni lo blanco ni lo negro soy. No como me defines, ni como me lees, ni aquel del que te hablaron o de quien oíste hablar.

No soy el cielo, no soy la tierra; de nadie a su cadena voy atado, ni siervo de ningún credo soy.

No soy una ilusión, ni copa de vino para tu corazón solitario.

No estoy cautivo, de nadie soy rehén; no soy alguien sin valor, ni me envía maestro alguno.

No soy mendigo de cualquier templo o mezquita o taberna. Ni el infierno ni el paraíso soy, así es mi esencia.

No digo estas palabras hoy, ni hoy las escribo; con pluma de luz lo hice en la aurora de la preeternidad.

Si eres capaz de entender tal sutileza, te lo revelo en secreto y susurrando, para que nadie escuche este secreto precioso del universo:

todo cuanto han dicho y recitado, eres tú; tu eres el alma del mundo, oculto y visible eres tú.

Tú eres aquel a quien toda una vida buscas con sollozos; no sabes que tú mismo eres el núcleo mismo del amor.

Tú eres los misterios ocultos, tú el jardín del Edén. Tú la respuesta a toda filosofía, a todo cómo y porqué.

Juro por ti que te mostraron este misterio, y tú, sin temor, despertaste: más inmenso que los universos, no eres parte alguna ni agua en cuenco de barro.

Tú eres Él, hazte consciente de ti mismo, para que no te quedes junto  a cualquier casa en ruinas y veas el fulgor de tu propia luz.»

Rumi

Sin título 2

SANGRE NEGRA

“Comida india, la solución a este aislamiento que yo provoco con el mundo. Caliente, horneada, hecha con las manos, servida con ojos profundos y oscuros. Esa sensación, esa sensación de “te pertenezco”, de “me entrego a ti”. Eso es todo lo que quiero, ENTREGARME  a ti. ENTREGARME a ti. A TI.

Echar mi cuerpo a los leones, ser devorada por ellos. Sentir la carne desgarrada entre sus dientes y dejar sangrar. Carne, carne fresca, fluidos de este cuerpo descendiendo por las carreteras asfaltadas. Un grito de guerra. Una llamada.

Sólo tú sabes de que va este juego. Quizás ni tú lo sepas. ¿Qué es esta sangre negra? ¿A qué viene a referirse? ¿Qué quiere que mire ahora, ya? Tú inspiras en mí la oscuridad, la profundidad de la noche, el aullido del lobo. No fuiste de caza y me encontraste, fui yo la que fue al bosque en tu búsqueda. ¿Eres tú a quién yo buscaba? Hay algo de ti que desconozco, ¿me lo vas a revelar?

Un paso más. Un escalón más hacia el cielo en el que ya mantengo mis pies flotando. Ya lo veo. Claro. Claro en un cielo de nubes blancas que me elevan hasta encontrar la luz del Sol.

Ya te veo. Eres rápido en encontrarme, eres rápido en elevarme. Gracias por estar ahí. Sabes que te quiero, sabemos los dos que estamos aquí. Trabajo en equipo, siendo solo uno. Tu ying, yo yang, quizás.

El mundo es circular, un planeta más pequeño de lo que parece pero tan profundo al observar…

Te echo de menos. A pesar de saber que estás aquí. Esa necesidad de tocarte, sentir tu calor, juntar nuestros cabellos acariciando nuestras nucas.

Gracias por la comida, me alimenta, me recuerda a ti. Toca cada unos de los trocitos de mi ser, le canta canciones a las masas, a mis células. Gracias.»

Poema escrito en un restaurante indio de Nueva York en Noviembre 2012. Un día con sentimientos similares a los del día de hoy. Un día de luces, un día de sombras.