La experiencia como guía

Nos dicen que dejemos algo atrás cuando eso es algo, objetivamente, imposible. No hay nada que podamos dejar atrás pues aquello que hemos vivido pertenece al todo que somos nosotros. Pertenece a cada uno de nosotros.

Experiencias positivas, enriquecedoras. Experiencias destructivas, disruptivas. Todas ellas conforman aquello que somos hoy.

Por eso, dejar atrás, solo implica, ignorar. La expresión “dejar atrás” nos lleva a negar una realidad.

No dejamos nada atrás, lo dejamos todo adentro. Todo bien adentro de nosotros. Germinando, creciendo, manifestándose, haciéndose plural en nuestro interior y saliendo hacia fuera desde nuestras entrañas.

Cada experiencia vivida es una raíz interna que, transformada en rama, abre su paso hasta encontrar la forma de darnos un fruto que es, siempre, revelador.

No dejo nada atrás, lo recojo, lo tomo bien cerquita, lo miro con amor y le agradezco su existencia.

No dejo nada atrás, lo llevo bien adentro.

Hasta que lo OFREZCO.

* Recuerda: Si no integras tus experiencias, si no aprendes de ellas, si no escuchas sus mensajes, no dejarán de existir porque las quieras «dejar ir». Escucha a tu interior, date tiempo. Ellas, tus experiencias, tus mensajeras, te sabrán guiar.

ragini ragamala