Nos convertimos en los papás y en las mamás que este mundo necesita, el día en que nos aceptamos a nosotros mismos y abrazamos el hecho de que nosotros también cometemos errores con los más pequeños.
Abrazamos con amor nuestros propios errores, el día en que abrazamos con amor los aciertos y los errores que nuestros padres cometieron con nosotros.
Así es, cuando aceptamos a nuestros padres tal como son en su humanidad y, por ende, a nosotros mismos; nos convertimos en los papás y mamás que verdaderamente pueden sostener con tranquilidad a otro ser humano entre sus brazos.